Es uno de los últimos espacios que quedan en la Costa Brava para conocer cómo se teñían antiguamente las redes de pesca. Además del espacio original, incluye una parte de museo con fotografías antiguas y recuerdos de familias dedicadas a la pesca durante el último siglo.

Antiguamente las redes de pesca estaban hechas de algodón. Algunas creencias afirmaban que los peces reconocían las redes de color blanco, por lo que era necesario teñirlas. Así, se reforzaban y se alargaba su duración.

En Lloret de Mar este proceso se elaboraba en Es Tint. Requería recoger agua del pozo, calentarla y añadir corteza de pino triturada cuando hirviera. Cuando esta corteza se removía, el agua tomaba un color rojizo que permitía teñir de oscuro las blancas redes de algodón.

Así se hizo hasta mediados del siglo XX, cuando se introdujeron las redes de nailon y poco a poco Es Tint dejó de utilizarse.